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Visión del vínculo fuerte entre el Río de la Plata y los Valles Valdenses

“La iglesia valdense es una sola en el mundo”, con dos sínodos, uno en Italia y otro rioplatense que abarca dos países, Uruguay y Argentina. La iglesia valdense del Río de la plata es una iglesia de trasplante, en su origen, primero vinieron inmigrantes solitarios y más adelante grupos organizados desde la propia iglesia valdense en Italia, que llegaban a Uruguay y Argentina. Y así se fueron tejiendo vínculos, entre las familias y formando comunidades de fe y se fue organizando la iglesia. Los inmigrantes llegados al finalizar la segunda guerra mundial, vienen buscando paz y venían sabiendo que aquí había valdenses. La comunidad de fe como trama, que va tejiendo historias, y vincula a las personas. Y mi familia es parte de esa trama, mis padres oriundos de los valles valdenses, papá Giovanni Malan de Torre Pellice, inmigrante solitario en el año 1949. Y mamá Erminia Costabel, de Luserna San Giovanni, inmigra con sus padres en el año 1956. En Colonia Valdense se conocen y forman una familia. El francés es la lengua familiar, se aprende también el italiano y entre ellos hablaban patois. Los recuerdos y la nostalgia de su tierra natal, los lleva a reunirse en forma habitual con otras familias de inmigrantes, manteniendo sus costumbres, idioma, comidas y cantos. Cabe resaltar, el hecho de que más allá de las costumbres culturales, el lazo más fuerte con la nueva tierra es la fe. Gran parte de la familia es italiana, entonces son las cartas, las fotografías que nutrieron y mantuvieron viva la relación.

En el año 1980 efectúo por primera vez un año de voluntariado, en el Asilo Valdese de Luserna San Giovanni, invitada por el director Livio Gobello, que visitó Colonia Valdense. Otra vez la iglesia, que actúa a través de las personas, que recibe al extranjero y hace que se sienta “como en casa”. Es un tiempo de trabajo voluntario y de conocer a la familia, e insertarse en una comunidad de fe.

Los intercambios en la iglesia valdense se vuelven permanentes, marcan las vidas de las personas, y permiten seguir tejiendo una trama de vínculos, lazos de amistad que se mantienen, perduran y motivan a otros a desarrollarlos dentro y fuera de la comunidad de fe.

Este ir y venir de personas reafirma que la iglesia valdense es una sola, en dos realidades diferentes, que se nutren entre ellas, una relación de ida y vuelta. y en cada encuentro se produce una transformación, nadie permanece igual, es evangélico. Jesús ante cada encuentro reconocía al otro como persona y nadie permanecía igual.